Todos
hemos oído hablar sobre esta ceremonia. Es una costumbre que aún
hoy perdura en Japón. A pesar de su sencillez, está rodeada de
complicados rituales que incluso muchos japoneses desconocen. Existen
escuelas donde se puede aprender a llevar a cabo esta ceremonia con
éxito, aprendizaje que puede durar meses. Consiste en preparar té
verde según un protocolo, realizado normalmente en habitaciones al
más puro estilo japonés tradicional. Se debe crear una atmósfera
de armonía. Su duración es de aproximadamente 50 minutos, durante
los cuales, los invitados deben permanecer sentados sobre sus
piernas.
La
persona encargada de hacer el té, utiliza una especie de tetera
donde se hierve el agua, una cuchara de madera de bambú para remover
la mezcla, unos cuencos donde servir el té y un recipiente donde
echar el agua sobrante y colocar los utensilios ya usados. El
encargado de dirigir la ceremonia lava en primer lugar todos los
utensilios en presencia de los invitados. Cada movimiento que
realizan está estudiado y ensayado, incluso el lugar exacto donde se
debe dejar cada utensilio y el tiempo que se debe invertir en cada
una de las fases de que consta esta ceremonia. El té comienza a
servirse al invitado principal en un cuenco. Al recoger dicho
recipiente, hay que girarlo 180 grados en el sentido de las agujas
del reloj, tomar dos o tres sorbos y pasarlo al siguiente comensal
hasta que todos lo hayan probado.
En otras ceremonias, cada invitado bebe de su propio bol. Todo ésto acompañado de múltiples inclinaciones y gestos. Una vez bebido el té, se gira otra vez otros 180 grados y se devuelve con otra inclinación. Una vez que todos lo han tomado, el encargado de la ceremonia vuelve a limpiar todos los utensilios. Existen ceremonias que duran hasta 4 horas. El té que se sirve es más fuerte y amargo que el que normalmente tomamos en España. En escuelas y la mayoría de hoteles puedes asistir a esta ceremonia.
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