A
lo largo de la historia de Japón, el matrimonio como institución ha
sufrido innumerables cambios debido a los sucesivos acontecimientos
sociales que han condicionado el país. En la Edad Media era la
familia de la novia la que debía aceptar al nuevo esposo en el seno
de la familia, convirtiéndose en parte de ésta y llegando casi a
romper los lazos que le unían con su familia biológica. Durante un
largo período de tiempo, la novia continuaba con su familia
biológica, hasta el nacimiento de su primer hijo. Sólo cuando ésto
ocurría o morían los padres de ella pasaba directamente a formar
parte de la familia del novio. Era el hombre el que debía pedir a su
mujer en matrimonio. Es muy conocida la leyenda de Fukakusa, un noble
de la corte, que durante 100 días consecutivos acudió al domicilio
de su amada en Kyoto para obtener un "sí", respuesta que
jamás obtuvo. En esta época el matrimonio era utilizado con fines
políticos, para resolver rencillas entre diferentes clanes.
Las
bodas Shinto se celebran en un santuario o templo Shinto. El
sacerdote purifica primero el lugar donde va a celebrarse la
ceremonia. Los novios visten kimonos tradicionales, que más tarde
cambiarán para la recepción. Acuden únicamente los familiares más
cercanos de ambos contrayentes. Durante la ceremonia beben sake y
ambos leen sus votos. Después de la ceremonia se ofrece una
recepción a los invitados, acudiendo a ésta no sólo la familia,
sino parientes más lejanos, amigos y conocidos. Hoy en día, muchos
hoteles disponen de capillas especiales para la celebración de
bodas. Durante la celebración, los amigos y familiares realizan
pequeños discursos sobre los novios, y son finalmente éstos los que
toman la palabra para agradecer a los invitados su asistencia. En la
recepción se han introducido muchos elementos occidentales: el
vestido de la novia, la tarta nupcial, etc. Estos elementos:
Requisitos:
Para casarse en Japón se necesita un Konin Yoken Gubi Shōmeisho, o
certificado que expide el gobierno en el que se acredita que se es
mayor de 18 años, que no existe ningún lazo de parentesco directo
entre los contrayentes y que han transcurrido al menos 6 meses desde
la disolución de una unión anterior. Cualquier hijo nacido de esta
unión se entiende que es hijo del marido, a no ser que éste
solicite una prueba de paternidad. En Japón está permitido el
divorcio, regulado por los katei saibansho o juzgados de familia.
El
divorcio por tanto, también está contemplado, abarcando 4
modalidades: de mutuo acuerdo (kyogi rikon), el que se realiza con la
mediación del jugado de familia (chotei rikon), el sentenciado por
el mismo tribunal (shimpan rikon), y el dictaminado por un juzgado
civil (saiban rikon). Los juzgados de familia o Katei saibansho
tienen la jurisdicción en primera instancia para dirimir las
demandas de divorcio.
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